Es Minnesota, un estado miembro de los Estados Unidos, ubicado al norte y en el límite con Canadá. El frío ahí es terrible, más aún, si vienes de América del Sur, en donde, con poco abrigo y bebidas calientes, puedes – tranquilamente – superar el invierno. Minnesota tiene un aproximado de 8 millones de habitantes, a quienes el frío, no les congela la sonrisa. Si les preguntas ¿Qué es Minnesota?, Minnesota is Nice – afirmo – responderían.

El invierno no puede contra el calor de los corazones 


Durante 35 días, caminaba por la avenida Nicollet Mall, una de las principales avenidas de Minneapolis (Capital de Minnesota) a las 8 de la mañana, con dirección a una de las oficinas del gobierno local en donde cumplía el puesto de pasante y a las 4 de la tarde con dirección a casa. Siempre iba y venía a paso ligero, repito “el frío ahí es terrible”. Sin embargo, y para mi sorpresa, tanto a la ida como al retorno, encontraba siempre y en el mismo lugar (una de las esquinas de Nicollet Mall) a dos jóvenes (varón y mujer) con casaca verde, mochila negra y un tablero, para tomar apuntes.


Mi primera pregunta fue ¿Estos chicos no tienen frío?, pasada la primera semana, mi curiosidad trascendió al frío ¿Qué hacen estos chicos? ¿Qué tanto apuntan? ¿A qué se dedican? No contento, me acerco a ellos, casi casi, de casualidad. Sin embargo, ellos fueron más astutos – ya me habían visto - y antes que les pregunte algo, son ellos quienes me preguntan ¿No le gustaría donar dinero para los niños pobres en el África? No me esperaba tal pregunta. Me gustaría contribuir, pero no cuento con una cuenta de ahorros en USA, les digo. 


A ellos no les importa, me cuentan de las obras que están apoyando en el África con el dinero que recaudan: compra de zapatos para los miles de niños que caminan descalzos. Construcción de escuelas y tratamiento para mujeres embarazadas con VIH (entre otros). Me cuentan también que retiraron los donativos de Latinoamérica por verse cada vez más prospera. Ambos, Andrew (19) y Annie (21), son voluntarios de una ONG internacional, que gracias a cientos de voluntarios en todo Estados Unidos, recauda donativos para enviarlos a proyectos de ayuda a niños y mujeres en el Congo, Ghana y Kenia. 


Cuando poco a poco, los saludos se van transformando en amistad, les pregunto ¿Van a la universidad? No, la universidad es muy cara, responden, señalando que ahora se dedican al voluntariado, en tanto una oportunidad de estudios superiores, se les presente. 

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Probablemente en el África, aquellos que se beneficien con los donativos que recaudan Michael y Katie, nunca se enteren quiénes y cómo los recaudaron. Si hacía frío, si tenían que soportar la nieve o postergar los estudios universitarios a falta del dinero. Lo claro, es que estos jóvenes como principal ocupación, tienen “cambiar el mundo” lo que les hace ser más fuertes y resistentes al frío, pero también más sensibles ante los problemas más urgentes de la humanidad.